
El martes intenté poner palabras, como mejor supe, a ese fin de semana que vivimos en el Festival Inspira, y hoy espero que con estas fotos os podáis transportar un poquito más allí y entender porqué fue tan especial! Y es que el sitio que nos acogió no podía ser más bonito!


Disfrutamos del pueblo de Siurana y de su entorno con las mejores luces del día: El amanecer y el atardecer. Dos momentos increíbles para disfrutar del espectáculo de la luz y del ambiente calido y mágico que crea.
Estas fotos son del amanecer y las hizo Xavi, este año yo me quedé con los niños durmiendo, había que reservar fuerzas que el día iba a ser largo y lo de madrugar no es lo suyo... eso me suena... de quien lo habrán heredado? ;-)



Y al atardecer, después de haber escuchado las inspiradoras charlas, este fue el paisaje que nos encontramos, unos momentos tranquilos para pasear, conversar y disfrutar fotografiando los últimos rayos de sol. Una maravilla!





Un paisaje que nos dejó embobados a grades y pequeños!



Martí y Guillem caminaron como dos campeones! En un par de años me parece que voy a ser yo la que no les pueda seguir! Me encanta ver la agilidad y la facilidad con la que se mueven, ver como van caminando, jugando, saltando y fijándose en las señales de los caminos (especialmente Martí, que con siete años ya tiene mucha más resistencia). Estan acostumbrados a ir de excursión y a caminar entre montañas y es algo de lo que me siento infinitamente afortunada de poder compartir y vivir juntos. Me hace feliz saber que la montaña forma parte de ellos.



Y así, en un entorno increíble lleno de personas (y personitas) bonitas pasamos un fin de semana perfecto.
Me había guardado para el final el que para mi fue el momento más mágico de todo el festival, el concierto de Maria Coma, a la que ya había visto hace un par de meses, aquí os lo expliqué, y que me dejó enamorada. La vi de noche, en una sala pequeñita y oscura y supo crear un ambiente tan mágico que me parecia difícil de superar. Aquí, en Inspira, tocó en un escenario totalmente opuesto: Eran las 6'30 de la mañana, la salida del sol, el escenario colocado magistralmente al borde de un precipicio con las imponentes montañas de Siurana a sus espaldas. Pues bien, la magia se volvió a crear, porque la magia la lleva ella! Nos levantamos a las 6 de la mañana, algo que solo consigue Álvaro y más después de un día muy intenso, con tan solo unas horas de sueño! Y éste concierto {y un chocolate caliente :-)} fue el mejor premio!


Os dejo con una canción de María Coma, Bosc adormit. Cerrar los ojos, imaginaros a ella sola, la salida del sol, y el paisaje increíble de Siurana... Yo recuerdo también la cara de sorpresa de Guillem y Martí cuando María cogió el megáfono... Mira mama! Y cómo luego Guillem se durmió unos instantes mecido por su música!!!).